Exfóliate con Regularidad y Regenera tu Piel
No se puede hablar de cuidado de la piel, sin mencionar la exfoliación, un elemento clave para mantener la calidad de tu piel al máximo. ¿Por qué es tan importante la exfoliación? Porque:
a) Renueva tu piel eliminando células muertas que se acumulan en la epidermis
b) Limpia profundamente y retira la suciedad y grasa que se acumula en los poros
c) Promueve y acelera la renovación celular
d) Facilita la circulación.
Además, aporta un acabado “pulido” y suave, listo para recibir perfectamente cualquier tratamiento facial o corporal. Y, por si fuera poco, con aplicación constante, se logra una piel más saludable, luminosa y visiblemente más joven. ¿Todavía tienes dudas? :-D
Un mundo de posibilidades
En el mundo de los exfoliantes existen muchísimas opciones. Algunas optan por fabricar su propio exfoliante casero a base de miel de abeja y azúcar morena. Otras optan por una exfoliación rudimentaria con arena de playa… sin embargo, las personas que realmente toman en serio el cuidado de su piel optan por productos especializados para cuerpo y cara, profesionalmente formulados por marcas reconocidas.
Existen varios tipos de exfoliantes, pero lo más populares son:
Mecánicos: Son los exfoliantes más comunes que encuentras en casi cualquier tienda de productos de belleza. Su consistencia, por lo general, es en crema o gel y tienen diferentes niveles de gránulos exfoliantes. Encuentras unos muy suaves y otros mucho más rugosos. Entre sus principales ingredientes para ejercer la acción exfoliante están los extractos naturales de azúcar, café, polvo de almendra, semillas, bambú, así como ingredientes más esotéricos como micro-cristales y polvo de oro.
Químicos: Principalmente se encuentran en productos líquidos, cómo tónicos o esencias, y entre sus ingredientes siempre encontramos diferentes tipos de ácidos para diferentes necesidades de la piel, como los lácticos, salicílicos, retinoicos, etc., que al contacto con la piel generan un efecto exfoliante que penetra a capas más profundas. Por sus ingredientes y características, suelen utilizarse como parte de tratamientos profesionales, ya sea para despigmentar, unificar el tono de la piel, o combatir arrugas. Si vas a utilizar este tipo de exfoliantes sin supervisión, te recomendamos tener cuidado y poner especial atención en protegerte del sol, ya que muchos de estos causan fotosensibilidad y puedes no sólo quemarte, sino ocasionar también algún tipo de lesión superficial.
Tómalo en cuenta
Para la exfoliación facial
Recuerda que la piel del rostro es más delicada, sobre todo alrededor de los ojos donde la piel es mucho más delgada. Para conservarlo saludable y con un aspecto glowy, debemos exfoliar el rostro al menos 1 vez por semana (si la tienes la piel muy seca o sensible) pero no más de 3 (si la tienes mixta o grasa). Existen diferentes ingredientes que te dan diferentes efectos. Un buen exfoliante por lo general los sabe combinar bien. La manteca de karité, por ejemplo, es excelente para nutrir la piel. Las arcillas o el carbón, por otra parte, dan un efecto desintoxicante y, con el polvo de semillas, se logra una máxima suavidad.
Para la exfoliación corporal
La piel del cuerpo es otro tema porque suele ser mucho más gruesa, en especial el área de las rodillas, los talones y los codos. Exfoliando tu cuerpo por lo menos 2 veces al mes, además de retirar células muertas, te ayuda a limpiar y pulir la piel, a promover la regeneración celular, a activar la circulación, e incluso a mejorar la piel de naranja.
En Maëlys Skincare contamos con exfoliantes corporales de calidad única. Nuestros exfoliantes Berry Mojito, Lemon Pie y Tahitian Coconut, están hechos a base de caña de azúcar, semillas naturales y manteca de karité. Son una delicia porque, además de exfoliar profundamente y dejarte la piel extra suave ¡huelen delicioso! Además los exfoliantes de Maëlys Skincare tienen una consistencia finamente granulosa para brindarte todos los beneficios de una exfoliación profunda, además de ayudarte con los vellitos enterrados. Te recomendamos utilizarlos hasta el final de tu ducha, para que el vapor ayude a abirir los poros.
Por último, ¡no te pases!
Al exfoliarte, recuerda que no hay necesidad de poner mucha presión o hacer movimientos muy bruscos. Piensa que vas a exfoliar sobre un globo, no quieres tronarlo. Trata tu piel como si fuera un globo que se revienta con demasiada presión. Haz movimientos suaves y circulares, comenzando de abajo hacia arriba. Al finalizar aprovecha que tu piel se encuentra renovada para aplicar una crema hidratante, un aceite corporal o algún tratamiento tonificante.